Gabriel Marcel escribió: “Amar a alguien es decirle ‘tú no morirás jamás’ ”. El amor nos afirma en la existencia, en la vida. Por eso sufrimos cuando el amor deja de estar en primer plano y se tienta a la muerte. Usar la vida de los jóvenes para hacer negocios, es despreciarlos. La corrupción y la mediocridad provocan injusticia y muerte. Por eso sufrimos cuando el dolor es bastardeado o se quiere manipular. Parafraseando la letra del tango, decimos “la muerte es una herida absurda”. Una sociedad que no cuida la vida de sus hijos, es suicida y esquizoide o de gran hipocresía. Las experiencias fuertes de dolor nos hacen entrar en comunión con todo sufrimiento. Nos dan una sensibilidad particular viéndonos parecidos con quienes padecen en el cuerpo o el espíritu. Muchos de ustedes han abierto el corazón al mundo, abrazando a otros y dándoles cabida en el camino. .
Estamos a pocos metros del Cabildo de Buenos Aires. En el Bicentenario conmemoramos el primer grito de libertad para nuestra Patria. Hoy el clamor es por justicia para todos, porque sin justicia no hay libertad. Una canción nos muestra ese compromiso: “Merecer la vida no es callar ni consentir / tantas injusticias repetidas. / Es una virtud, es dignidad / y es la actitud de identidad / más definida”. (Eladia Blázquez) Los niños no deberían estar cartoneando sino en las escuelas. Los jóvenes no deberían poblar los cementerios y ser una foto colgada en el pecho de sus padres y amigos, sino vivir construyendo una sociedad mejor en justicia y solidaridad.
Pero parece que los argentinos no aprendemos más. Los jóvenes son carne de cañón y para muchos “aquí no ha pasado nada”. Nosotros sabemos que sí. 194 vidas arrancadas en una noche no deben pasar de largo. Hoy hacemos memoria con los recuerdos y el presente en el amor de Dios. En su amor ellos y nosotros no moriremos jamás. Monseñor Jorge Eduardo Lozano Obispo de Gualeguaychú (Homilia del 30-12-10)
....solo por ellos...73 meses sin nuestros chicos...y sin justicia....
